miércoles, 9 de febrero de 2022

EL ARTE DE LA GUERRA III

 



EL ARTE DE LA GUERRA




Prudencia y petición de consejo

    Pedir consejo es propio de la conducta prudente. Confucio lo recomienda vivamente: <<¿Cómo puede haber hombres que obren sin saber lo que hacen? Yo no querría comportarme de ese modo. Es preciso escuchar las opimiones de muchas personas, elegir lo que ellas tienen de bueno y seguilas; ver mucho y reflexionar con madurez sobre lo que se ha visto>>.   
      Sun Tzu lo dice con menos palabras: <<Valora las ventajas de pedir consejo, después estructura tus tropas en consecuencia>>. Cuando el emperador Carlos V conoció la ejecución de Tomás Moro, dicen que comentó: <<Yo hubiera preferido perder la mejor de mis ciudades antes que un consejero tan valioso>>. Y de Hernán Cortés relata Bernal Díaz que <<en todo tenía cuidado y advertencia, y cosa ninguna se le pasaba que no procuraba poner remedio, y como muchas veces he dicho antes de ahora, tenía tan acertados y buenos capitanes y soldados que, demás de muy esforzados, dábamos buenos consejos>>.


   
Dice Sun Tzu que las operaciones militares implican engaño y disimulo para confundir al enemigo. Eso es lo prudente en la guerra. Pero fuera del ámbito de la guerra, la prudencia obliga a jugar limpio, tanto en la elección del fin como en el terreno de los medios. Por eso prudencia no es sinónimo de astucia. El pensamiento clásico advierte que la reflexión al servicio del mal no es prudencia, pues no se puede conseguir un fin bueno por un camino malo, ni segui un camino intelugente para llegar a un fin malo. Gracián sentenció que un buen entendimiento casado con una mala voluntad siempre fue una violación monstruosa. Así, Hamlet corrompe la justicia al buscarla por el camino equivocado de la venganza. Kant escribe, en este sentido, que ser inteligente, sensato y gracioso es bueno y deseable. Pero también puede ser muy malo si la voluntad que usa dichas cualidades no es buena. Y pone un eljemplo sugestivo: el médico que cura a un hombre sigue un método tan eficaz como el que sigue el envenenador que lo mata.




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