martes, 8 de febrero de 2022

EL ARTE DE LA GUERRA II




EL ARTE DE LA GUERRA





La prudencia como solución a cualquier conflicto

    La libertad nos permite escoger, pero no nos dice que elección es la mejor. De hecho nuestra libertad inteligente ha inventado la música de cámara y la cámara de gas, los placeres estéticos y los horrores de la guerra. Los griegos simbolizaron esa posibilidad perversa de la libertad en la Caja de Pandora, pero al mismo tiempo señalaron que la inteligencia humana, consciente de su doble y antagónica posibilidad, es capaz de ejercer un eficaz autocontrol sobre sus propios actos. las grandes tradiciones culturales de la humanidad, tanto en Oriente como en Occidente, han denominado prudencia a ese control de calidad.

    La capacidad de resolver un conflicto sin lucha es lo que distingue al prudente del ignorante, afirma Sun Tzu. Los clásicos, desde Confucio a Séneca, definieron la prudencia como el arte de obrar bien en cada caso. Para adquirir esa cualidad señalaron como imprescindibles varios pasos: el conocimiento de la realidad y el conocimiento propio, la reflexión ponderada, la elección de una conducta buena y su correcta ejecución. Pues bien, al ser la prudencia el marco general de la conducta humana, el arte de la guerra es un caso particular del arte de la prudencia.

Prudencia y conocimiento                                                                                  El control prudente se fundamenta en el conocimiento de la realidad y en la previsión de las consecuencias de una elección o conducta concretas. La inteligencia es un curioso periscopio capaz de elevarse sobre el presente y otear el futuro. Por eso s también capaz de preveer, prevenir, precaver y proveer. De toda esta actividad de previsión, visión previa que los romanos llamaron providencia, deriva la palabra prudencia: ver previamente y adlantarse a los acontecimientos, medir las consecuencias antes de obrar, verlas venir. Dice Sun Tzu que planificar bien una batalla equivale a veces a ganarla antes de enfrentarse al enemigo, mientras que una mala planificación derrota a un ejército antes de entrar en combate. Y añade: <<A menos que conozcas las montañas y los bosques, los desfiladeros y los pasos, la disposición de los pantanos y de las marismas, no puedes maniobrar con una fuerza armada>>. Por Tanto, <<Actua despues de haber hecho una estimación. Esta es la regla general de la lucha armada>>.    

Sun Tzu

     Ya se aprecia que la prudencia es una cualidad teórica y práctica a la vez. Conocimiento directivo que requiere estudio, mucha experiencia, petición de consejo y reflexión ponderada. En El arte de la guerra leemos que <<entre las reglas militares están la observación, la valoración, el cálculo, la comparación y la decisión>>. El hombre prudente es reflexivo, pues aunque el no y el sí son breves de decir, a veces se deben de pensar mucho. Atención, estudio, reflexión y consejo porque la medida de la prudencia es la misma realidad.

    Así pondera Sun Tzu la importancia del conocimiento previo:                                                    <<Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si te conoces a ti mismo pero no conoces al enemigo, perderás una batalla y ganarás otra. Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla>>. El emperador Marco Aurelio, que también supo el arte del gobierno y de la guerra, escribió que <<prudencia quiere decir atención a cualquier cosa y ningún tipo de descuido>>.
    Si la prudencia es necesaria para cualquier hombre, estamos viendo que lo es especialmente para aquellos que tienen en sus manos vidas ajenas: gobernantes, militares, médicos, jueces, educadores y, por supuesto, padres. Dice Aristóteles que <<Pericles y los que son como él son prudentes porque saben ver lo que es bueno para ellos y para los demás, y pensamos que esta cualidad es propia de los administradores y de los políticos>>. Cuando Marco Aurelio traza el retrato de sus antecesores, el emperador Antonino, destacaca varios rasgos que lo configuran como modelo acabado de hombre prudente: las decisiones atentamente tomadas; la experiencia para discernir cuando se debe apretar y cuando se debe aflojar; la previsión y solución anticipada de los pequeños asuntos; la tranquilidad del que lo tiene todo calculado, como si le sobrara tiempo, sin precipitación, ordenada, sólida y armónicamente. Ese arte de decidir ante un dilema comprometido lo expresa Sun Tzu de forma lacónica y elocuente: <<Ganan los que sben cuándo luchar u cuándo no>>


<<Ganan los que saben cuando luchar y cuando no>>.



    

La cinta rosa

Lucio Battisti

https://youtu.be/EGDaAv8Lg8Q


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