lunes, 7 de febrero de 2022

EL ARTE DE LA GUERRA I

 


 

EL ARTE DE LA GUERRA

Introducción

    Si la vida se parece más una lucha que a una danza, como expresó con acierto el emperador marco aurelio, entonces el arte de vivir tendrá semejanzas obligadas con la estrategia militar. Y si la guerra puede ser símbolo de la vida, algunos aspectos de la lucha armada bien podrían aplicarse a la lucha por la vida. Esto es lo que sentimos al leer El arte de la guerra, el famoso texto escrito hace más de dos mil años por el general chino Sun Tzu.

    Además, por ese múltiple magisterio que ejercen los clásicos, El arte de la guerra nos muestra cierta anatomía común a todas las organizaciones en conflicto, desde las locales hasta las internacionales. Ello explica que sea estudiado en Asia por políticos y economistas, y que los ejecutivos japoneses apliquen sus enseñanzas al turbulento mundo empresarial.


Guerra y Paz

    Se da la paradoja de que El arte de la guerra es también un libro sobre la paz. Un texto donde el poder está moderado por una corriente subterránea de ese humanísmo que en China se llama taoísmo. 



    Para Sun Tzu, la mejor estrategia es la que consigue, por medio de la deplomacia y negocia ciones, abortar el conflicto, hacerlo innecesario. El maestro Sun no puede ser más claro en este punto, y nos dice que es mejor ganar sin lucha, y que un buen militar es capaz de vencer al enemigo sin entrar en batalla. Por eso reitera que los mejores militares no son los que ganan todas las batallas, sino los que consiguen que se rindan sin lucha los ejércitos enemigos. Al fin y al cabo, una batalla ganada nunca es la mejor solución, justamente porque se ha obtenido de una forma sangrienta. Si no queda más remedio que luchar, la mejor victoria consistiría en respetar la integridad de las tropas derrotadas y el país conquistado. Porque una nación destruida dificilmente renacerá, y a los soldados muertos nadie los podrá llamar de nuevo a la vida.
    


¿Quién era aquel jinete?
¡Era la encarnación anónima y gloriosa del límite humanamente insuperable de la acción de un Arma!


    Aquí. las reticencias de Sun Tzu hacia el conflicto armado recuerdan unas palabras graves que Shakespeare pone en boca del rey inglés Enrique V, dirigidas al arzobispo de Canterbury: <<Os rogamos, mi sabio lord, que nos expliquéis con pormenores, justa y religiosamente, si la ley sálica que tienen en francia nos excluye o no de nuestras pretensiones. Y Dios evite, mi fiel querido lord, que arregléis, torturéis o falseéis vuestra erudición, o que impongáis a vuestra conciencia una argumentación sofística para descubrirnos títulos dudosos, cuya legitimidad no coincidiese con los colores naturales de la verdad.

    Porque Dios sabe cuantas gentes ahora saludables tendrán que verter su sangre en apoyo de aquello que vuestra eminencia nos impulse. Así, poned atención en la manera como comprometéis nuestra persona y despertáis la durmiente espada de la guerra. Os encarecemos, en nombre de Dios, que tengáis cuidado, porque nunca dos reinos semejantes han luchado sin una gran efusión de sangre, cada una de cuyas inocentes gotas sería un suspiro, una queja cruel contra el responsable de haber afilado la espada causa de tan vasta y rápida mortandad.


Sun Tzu y Lao Tse

    Todo esto tiene un curioso aire pacifista, que coincide con el pensamiento expresado de Lao-Tse en dos conocidas páginas del Tao Te-Ching

- Las armas son instrumento de mal augurio.
- Cuando no tengas más remedio que usarlas, es mejor que te  mantengas sosegado.
- Nunca debes considerarlos objetos bellos.
- Si las ves como objetos bellos, te deleitarás en la matanza de los  hombres, y no comprenderás cuál es tu misión en la tierra.
- Tres cosas atesoro y nunca me desprendo de ellas:
    * La primera es la compasión.
    * La segunda es la frugalidad.
    * Y la tercera es no atreverme a estar frente al mundo.






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