ENTRE BAVICA Y ROCINANTE: LA MALDAD

CARACTERES

Teofastro

CARTAS

DE PESCADORES, CAMPESINOS, PARÁSITOS Y CORTESANAS

XVIII

DE LA AFFICIÓN A LA MALDAD

La afición a la maldad es una pasión por lo perverso. El indivíduo que siente esta inclinación procura frecuentar a los que han sido derrotados y condenados en procesos públicos, ya que supone que, con su trato, adquirirá una mayor experiencia y será más temido. En lo que concierne a la gente de bien, (En este capítulo se contraponen dos concepciones del ser humano: el hombre de bien <khrêstós> y su antónimo, el malvado <ponêrós>. El primer término se emplea, en esta época, para designal al indivíduo que encarna un tipo ideal de comportamiento, esto es, aquella persona que es generosa y solidaria, con independencia de su procedencia o condición social. Este ser prototípico figura en diversas comedias menandreas e, igualmente, es posible espigar en sus textos numerosas citas en las que se define el contenido del adjetivo. En el fondo, se trata del principio de la filantropía, tan vinculado con la ideología peripatética.

sostiene que nadie es bueno por naturaleza, que todos son iguales, y recrimina a quien es honrado. Mantiene que el malvado es un hombre liberal, si alguien quiere someterlo a prueba. Reconoce como ciertas algunas de las cosas que sus conciudadanos le imputan, pero rechaza otras. Afirma que este sujeto es de buena índole, amigo de sus amigos y hábil (Estos tres adjetivos encarnan las cualidades propias de un buen demócrata). Añade a su favor que jamás tropezó con una persona más capacitada. Se muestra favorable con el encausado que rinde cuentas en la asamblea o que es juzgado en un tribunal. No le importa decir a sus vecinos de asiento (Se sobreentiende <<en el tribunal>>. Es decir se refiere a los otros miembros del jurado) que se debe juzgar el hecho concreto y no al hombre. Alega que aquel es un perro del pueblo (Esta expresión solía utilizarse para designar a los psicofantas) pues vigila a los delincuentes.

Asegura que <<No encontraremos quienes se quieran exponer a la animadversión en defensa del bien común, si damos de lado a personas de esta especie>> También es capaz de erigirse en protector de extrangeros de baja estofa, (Los extrangeros domiciliados en Atenas <<Metecos>> estaban sometidos a la tutela de un ciudadano ateniense que los representaba legalmente. Aquí se alude a este patronazgo. Tal vez Teofastro subraya el hecho de que ampara a los de una condición inferior, dentro de la categoría. Cabe también la hipótesis -menos probable- de que el autor de muestras de una cierta xenofobia, más o menos irónica) de defender en los tribunales causas detestables y de interpretar siempre en el peor sentido las alegaciones de ambas partes, cuando juzga un asunto.

[En resumen, la afición a la maldad es la hermana del mal y encierra una gran verdad el refrán que dice: <<Cada oveja con su pareja>>]