CARACTERES
Teofastro
CARTAS
DE PESCADORES, CAMPESINOS, PARÁSITOS Y CORTESANAS
XIII
DE LA DESCONFIANZA
Por supuesto, la desconfianza es una sospecha de maldad en todos los seres humanos. El descofiado es un indivíduo capaz de enviar a un esclavo a hacer compra y, a continuación, mandar a otro para que se informe de cuanto ha comprado. Cuando se traslada, él lleva el dinero personalmente en lugar de confiarselo al esclavo y en cada estadio (180 m aproximadamente) se sienta a contar lo que hay. Estando ya en la cama, le pregunta a la mujer si ha cerrado el arcón, precintado el aparador y echado el cerrojo a la puerta del patio. Aunque esta responda afirmativamente, él se levanta del lecho, a pesar de su contestación, y, tras encender una lamparilla, hace un recorrido, desnudo y descalzo, inspeccionándolo todo. Solo entonces y a duras penas consigue conciliar el sueño. Delante de testigos reclama intereses a los que le deben dinero, a fin de que no puedan decir que no. Está dispuesto a dar su manto a limpiar no al tintorero que trabaje mejor, sino al que tenga un fiador de mayor garantía. Cuando alguien viene a pedirle en préstamo unas copas de la vajilla, él no accede en la mayoría de los casos. Si se trata de un pariente o de un amigo, lo permite faltándole poco para someterlas a la prueba de fuego (Estas cautelas solo son posibles si se trata de unos objetos fabricados con un metal noble. Tal vez se pueda interpretar que inscribe en ellas su nombre.), pesarlas e, incluso, exigir un fiador. Al esclavo que le acompaña, le ordena que no vaya detrás, sino delante, para poder vigilarle, por miedo a que se escape en el camino. A los que le compran algo y le dicen: <<Díme cuanto es y apúntalo, ya que ahora no tengo tiempo>>, él les replica <<No te preocupes por enviarmelo, pues yo voy a acompañarte hasta que estés desocupado>>.
XIV
DE LA GUARRERÍA
La guarrería es un abandono del cuerpo que resulta desagradable a los demás. El guarro es un indivíduo capaz de pasearse con su costra, su roña y sus largas uñas, y asegurar que estas son enfermedades suyas herditarias, pues las hantenido, su abuelo, su padre y él, de forma que no es fácil para un tercero hacerse pasar como de su familia. Por supuesto, no le importa tener úlceras en las piernas o heridas en los dedos sin curar, sino que las deja que se infecten. Sus sobacos están hirsutos y velludos hasta una gran parte del costado, sus dientes negros y medio roídos, de manera que resulta asqueroso de aspecto y desagradable. Otros rasgos propios de él son: sonarse mientras come, rascarse en medio de un sacrificio, salpicar con saliva cuando habla y eructar al tiempo que bebe. Se acuesta con su mujer en la cama con la ropa sucia. Se cubre de una erupción por haberse ungido en el baño con un aceite en malas condiciones. Y se va a la plaza, después de haberse vestido con una túnica gruesa y un manto muy ligero y lleno de lamparones
XIV
DE LA IMPERTINENCIA
La impertinencia es, en lo que atañe a su definición, una forma de trato que, sin dañar, causa fastidio. El impertinente, desagradable, es un indivíduo capaz de ir a despertar a uno que acaba de dormirse para hablar con él. Entretiene a los que están a punto de embarcarse, y, en cambio, si vienen a visitarlo, pide que aguarden hasta que vuelva del paseo.. A la nodriza le quita el niño de los brazos y le da de comer masticándole él mismo los alimentos, y, al tiempo que lo besuquea, utiliza diminutivos cariñosos y lo llama <<bribonada de su abuelo>>. Mientras come cuenta que ha evacuado por arriba y por abajo gracias al eléboro (Planta medicinal), que ha bebido, y que en sus deposiciones la bilis era más negra que la sopa que está sobre la mesa. No le importa preguntar en presencia del servicio: <<Dime mamá, ¿qué día era cuando tuviste los dolores y me pariste?. <En nombre de ella responde que es algo agradable y doloroso a la vez, pero que, en efecto, no es fácil encontrar a un ser humano que no haya conocido ambas sensaciones.
Afirma que en su casa el agua está fría gracias a un depósito; en su huerto produce verduras de todas las clases y muy tiernas; que su cocinero tiene muy buena mano; que su vivienda se asemeja a un albergue, pues siempre está llena, y que sus amigos son como una vasija agujereada (alusión al mito de las Danaides), ya que no consigue hartarlos, a pesar de sus buenos oficios. Cuando actua de anfitrión, le ensalza a su compañero de mesa los méritos de su parásito, y, al tiempo que los invita a beb, les declara que ha preparado una grata sorpresa a los comensales y que, si así lo desean, el esclavo irá a buscarla a casa del proxeneta para que <<Todos oigamos su música y disfrutemos>>
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