miércoles, 6 de octubre de 2021

DEL FINGIMIENTO Y ADULACIÓN




 CARACTERES I
Teofrastro


CARTAS
DE PESCADORES, CAMPESINOS, PARÁSITOS Y CORTESANAS.



I
DEL FINGIMIENTO

Pues bien, el fingimieneto parece ser, en un sentido lato, una simulación de signo nrgativo tanto en palabras como en obras. El fingidor es un individuo de la siguiente especie. Está dispuesto, tras haberse acercado, a entablar conversación con sus enemigos y no dar pruebas de su odio. Alaba, cuando están presentes, a unas personas a las que él atacó en secreto, e incluso les expresa su pesar si son derrotadas. Da pruebas de aceptar a los que le han difanado y tambien los infundios contra su personas. Conversa sin alterarse con los que están indignados por haber sido objeto de una injusticia, y a los que desean verle con mucha prisas les hace saber que vuelvan en otra ocasión. No confiesa nada de lo que hace, sino que, por el contrario, mantiene que está indeciso. Finge que acaba de llegar o que llegó tarde o que no se encuentra bien. A los que solicitan un préstamo o piden dinero en calidad de amigos (les responde que no está en buena posición) Afirma que vende, cuando no vende, y sostiene que no vende, cuando vende. Lo que ha oído pretende no haber oído, y lo que ha visto finge no haberlo visto, y tras haber llegado a un acuerdo, simulará haberlo olvidado.




En ocasiones responderá que tiene que meditarlo; en otras, que no sabe o que está perplejo o que él ya había llegado también a la misma conclusión. En una palabra , es una persona hábil en servirse de expresiones de este tipo: <<No lo creo>>, <<No las tengo todas conmigo>>, <<estoy extrañado>>, o bien: <<Por lo que dices, se ha convertido en otro indivíduo>>, <<Ciertamente no era eso lo que me dijo a mí>>, <<Me resulta extraño el asunto>>, <<Díselo a algún otro>>, <<No sé si desconfiar de ti o pensar mal de él>>, <<Ten cuidado no sea que te confies demasido deprisa>>.
  [Tales son las palabras, los rodeos y los circunloquios que cabe esperar del que es fingidor. Hay que guardarse de la dobléz de estos temperamentos y de su hipocresía más que de las vívoras]


II
DE LA ADULACIÓN

  Se podría definir la adulación como un trato indigno <<en sí mismo,>> pero ventajoso para quien lo practica.
  El adulador es un individuo capaz de decirle a la persona con quien pasea <<¿Te das cuenta de cómo te mira todo el mundo? Eso no le ocurre en la ciudad a nadie más que a ti. Ayer en el Pórtico hacían tu elogio. Allí había más de treinta personas sentadas (costumbre mediterránea de estar sentados formando tertulia al aire libre, como en el portal de la casa) y, habiendo surgido el tema de quien es el hombre de más valía, todos los presentes empezaron y fueron a parar a tu propio nombre.>> Mientras le continua diciendo amabilidades, le quita una pelusa del manto y, si alguna brizna se deposita en su cabello llevada por el viento, la retira y le dice con una sonrisa: <<¿Tu ves? Como hace dos días que no me encuentro contigo, tienes la barba cubierta de canas y eso que para tu edad tienes el pelo negro como ningún otro>>


  Apenas éste rompe a hablar, el adulador hace que los demás se callen, lo elogia cuando él le oye y en el momento que el otro se calla, exclama: <<Magnífico.>> Si aquel gasta una broma insulsa, este se echa a reir y se tapa la boca con el manto, como si no pudiera contener la risa. A las personas que salen al paso, les indica que se paren, hasta que <<Él>> haya pasado. Tras comprar unas unas manzanas y unas peras, se las lleva a los hijos de éste y se las reparte ante la vista de su padre y, al tiempo que les da un beso, les dice: <<Camada de buen padre>>. Cuando le acompaña a comprar calzado, asegura que el pie aquel está mejor hecho que el zapato. Si el otro se dispone a visitar a un amigo, nuestro hombre se anticipa y le anuncia: <<Fulano viene a verte.>> Y luego, dehaciendo el camino, le comunica: <<Ya le he avisado de tu inminente llegada.>> Y, por descontado, es también capaz de hacer, como si fuera un esclavo, las compras en el mercado de las mujeres, sin pararse a respirar siquiera.



  De entre los invitados, él hace el elogio del vino el primero y, fiel a su empeño, proclama: <<¡Con qué exquisitez comes!>>. Cuando prueba algún manjar de los que están servidos en la mesa, declara: <<Esto está buenísimo.>> A su anfitrión le pregunta si no tiene frío, si quiere abrigarse y si le pone algo sobre los hombros. Al tiempo que le dice esto, le hace confidencias acercándose a su oido, y tiene su mirada fija en él, aun cuando conversa con los demás. En el teatro le quita al esclavo las almoadillas de las manos para ponerlas él a su gusto. Y, asimismo, celebar lo hermosa que es su casa, lo vien cultivada que está su propiedad y el enorme parecido de su retrato.
  [En resumen. como se puede ver, el adulador dice y hace todo con tal de congraciarse]





LORDE

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