CARACTERES VI
Teofrastro
CARTAS
DE PESCADORES, CAMPESINOS, PARÁSITOS Y CORTESANAS.
VIV
DEL GAMBERRISMO
No resulta dificil dfinir el gamberrismo, pues consiste en una actitud de burla manifiesta y grosera. El gamberro, (Tambien bayas de una planta mirtácea, que eran muy apreciadas por los griegos), es un tipo capaz de levantarse la ropa y enseñarlr sus verguenzas a las mujeres libres que le salen al paso. En el teatro aplaude, cuando los demás dejan de hacerlo, y silba a los actores a los que la mayoría contempla con gusto. En el momento en que el auditorio está en silencio, levantando su cabeza, eructa a fin de que el público se vuelva hacia atrás. Cuando el mercado está en el momento de mayor afluencia, tras aproximarse a los puestos de nueces, de murtillas (Bayas de una planta mirtácea, muy apreciada por los griegos) o de frutos secos, se pone a comisquear de pie, mientras que parlotea con el vendedor. Llama por su nombre a alguno de los presentes, aunque no sea un conocido suyo. A los que ve que se dirigen a prisa hacia algún sitio, les hace detenerse. Aborda y felicita al que sale de un tribunal, después de haber perdido un proceso importante. Realiza personalmente sus compras (No era frecuente que un hombre libre hiciese la compra. En caso afirmativo, se hacía acompañar de un esclavo para que llevase los productos adquiridos.) contrata a la flautista ( Se trata de la mujer, generalmente cortesana, que ameniza la sobremesa.) y enseña los productos adquiridos a los viandantes, atrayendo su atención sobre ellos.
Apostado en la barbería o en la tienda de perfumes, cuenta que tiene la intención de emborracharse. En el momento en que su madre sale para consultar al augur, dice palabras de mal agüero. Mientras los demás entonan plegarias y vierten libraciones, él arroja la copa y se echa a reir como si hubiese hecho algo extraordinario. Cuando oye el sonido de la flauta, es el único que toca las palmas, tararea e increpa a la tañedora por haber terminado tan pronto. Teniendo la intención de escupir por encima de la mesa, yerra el tiro y le escupe al copero.
VIII
DE LA INOPORTUNIDAD
La inoportunidad es una intervención extemporánea que perturba a las personas de nuestro entorno. El inoportuno actua de la forma siguiente. Se acerca sus confidencias a alguien, cuando precisamente está ocupado. Intenta cortejar a su amada, en una ocasión en que ella está con fiebre. Va a pedirle que sea su fiador a un indivíduo que acaba de ser condenado por un asunto de garantías. Se presenta como testigo de una causa que ya ha sido juzgada. Invitado a una boda, pronunciará duras acusaciones contra el sexo femenino. Al que acaba de llegar de una larga caminata, le propondrá dar un paseo. Asimismo, es capaz de traerle un comprador que ofrece más a quien ha cerrado el trato, y de levantarse y explicar todo desde el principio a los que ya tienen noticias y están al cabo del asunto. Pone todo su empeño en prestar unas atenciones que el interesado no desea, pero que, por pudor, no sabe rehusar.
Cuando unas personas están celebrando un banquete, tras un sacrificio, se presenta para reclamar unos intereses. Si delante de él se azota aun esclavo, el explicará que en una ocasión un criado suyo se ahocó después de un castigo similar. En el caso de que actue de árbitro en un litigio, incita a las partes contendientes, a pesar de que ambas deseen una conciliación. Y arrastra a bailar a alguien que todavía no está bajo los efectos del vino.
VII
DEl ENTROMETIMIENTO
Por supuesto, el entrometimiento parece ser un exceso de buena disposición tanto de palabra como de obar. El entrometido es un indivíduo capaz de prometer, tras haberse levantado para hablar, lo que no va apoder cumplir. Cuando se ha reconocido unánimemente que una que una proposición es justa, él, después de haber insistido en algún punto, es refutado. Obliga al esclavo a mezclar má vino del que pueden beberse los invitados presentes. Separa a dos que se están peleando, aunque no los conozca. Se pone a guiar por un atajo y luego no puede encontrar el lugar a donde quiere ir. En el ejército se presenta ante el general para preguntarle cuando se dispone a alinear a sus hombres y cuál será el santo y seña de pasado mañana.
Se aceca asu padre para decirle que su madre duerme ya en la alcoba. Si el médico recomienda que no se le de vino al enfermo, él, bajo pretexto de querer llevar a cabo una experiencia, le hace ingerir al paciente una buena cantidad. En el sepulcro de una mujer recien fallecida, hace inscribir el nombre de su marido, el del padre, el de la madre, el de la propia difunta y su lugar de nacimiento. Por si fuera poco, pide grabar también que todos era personas de bien. En el momento de pronunciar un juramento, acalara a los circundantes: << Ya he jurado en otra mucha ocasiones>>
CARALUNA
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