ENTRE BAVICA Y ROCINANTE: LA OFICIOSIDAD Y LA DESVERGÜENZA

CARACTERES III

Teofrastro

CARTAS

DE PESCADORES, CAMPESINOS, PARÁSITOS Y CORTESANAS.

DE LA OFICIOSIDAD

La oficiosidad, si queremos abarcarla en una definición, es un tipo de relación cuyo objetivo no es el bien. sino procurar agrado. El oficioso se comporta, por supuesto, de esta guisa: después de saludar a una persona desde lejos, de calificarla de excelente y de hacer aspavientos, la retiene cogiéndola con ambas manos y, tras haber caminado junto a ella durante un breve trecho y haberle preguntado cuando de verán de nuevo, se despide deshaciéndose en elogios. En el caso de ser convocado a un arbitraje, pretende agradar no solo a la parte que él representa, sino también a la contraria, a fin de parecer que es imparcial. Manifiesta que los extranjeros dicen cosas más sensatas que sus propios conciudadanos. Cuando es invitado a un banquete, le pide al anfitrión que haga venir a sus hijos y, cuando estos entran, asegura que son clavados a su padre. Luego los atrae hacia sí, los besa y los sienta a su lado y mientras que él juega con unos diciendo: <<Odre, hacha>> (Palabras relacionadas con algún juego infantil)

DE LA DESVERGÜENZA

La desvergüenza es una osadía que se manifiesta en hechos y palabras censurables. Eldesvergonzado es un individuo de la siguiente calaña: jura a la ligera, tiene mala reputación e insulta a los potentados. DE acuerdo con su comportamiento es un vago (Un individuo que se pasa el día en la plaza), un exibicionista y un tipo capaz de todo. Por descontado, no le importa bailar el córdace (Danza primitiva religiosa y relacionada con los orígenes de la comedia. Se caracteriza por sus movimientos violentos y su desenfreno, siendo considerada por muchos autores de la Antigüedad como licenciosa o indigna.) sin estar bebido y sin llevar una máscara en un cortejo. En los espectáculos ambulantes recoje la calderilla, pasando ante cada uno de los asistentes, y discute con los que llevan un pase y quieren ver la representación gratis. No le causa enojo estar al frente de una posada, ejercer de proxeneta o recaudar impuestos; (El descrédito de esta profesión estaba muy generalizado. Su vinculación con el mundo de la prostitución figura también en otros autores) (Todos los recaudadores de tributos son rapaces <<Jenón>>) ni rechaza ninguna tarea por indigna que sea, sino que actúa de pregonero, sirve de cocinero (Esta profesión tenía una pésima fama) y juega a los dados. Deja morir de hambre a su madre (Aparte de la obligación moral de atender a los progenitores, existía una norma legal que exigía del hijo esta prestación <<Gerotrophía>>, es detenido por robar y, en consecuencia, pasa más tiempo en la cárcel que en su propia casa.

Podría ser uno de esos que forman en torno a sí y convocan a un corro de gente y, luego, con una voz potente y cavernosa apostrofan y entablan conversación con ellos.

Mientras tanto, unos se acercan, otros pasan de largo sin escucharle, de manera que él cuenta aunos el principio y a otros el final o una parte de la historia. No encuentra mejor ocasión para dar muestras de su desvergüenza que cuando hay una fiesta pública. Se presta a sostener diversos procesos al mismo tiempo: en uno actua de defensor, en otro de acusado, de un tercero se libera mediante juramento y en un cuarto se presenta con un estuche en el pliegue del vestido (Este pliegue, practicado a la altura del pecho, se usaba como faltriqura o bolsillo. El objeto que lleva escondido en él es una especie de funda que se lleva para proteger los textos escritos.) y un legajo de documentos en sus mabos. No rechaza ni la posibilidad de ser el cabecilla de la gente del mercado ni, al mismo tiempo, prestarles a estos dinero. Les exige, en concepto de interés, tres siemióbolos por cada dracma al día ( Como la dracma equivale a 6 óbolos, los tres semióbolos suponen un crédito del 25%). Suelen hacer su ronda por las carnicerías, las pescaderías y las tiendas de salazón, y las ganacias que va obteniendo de este negocio las guarda en su boca (Alude a una práctica habitual -y poco higiénica- de transportar en esta cavidad natural algunas piezas de moneda.)

[Resultan fastidiosos los que tienen una lengua expedita para el insulto, y están dotados de una voz potente, hasta el punto de hacer resonar con sus gritos la plaza y los talleres.]